jueves, 1 de mayo de 2014

Reflexión sobre autogestión y luchas


Participar no es tener participaciones, echar la lotería ni un voto en una urna cada cuatro años. Es algo que he empezado a comprender hace escasamente tres años, en realidad. Tengo que dar las gracias por ello a muchas personas, a todas aquellas que participan de la puesta en común de ideas y voluntades, intercambian y comunican proyectos y no cesan en sus luchas. Los que compartimos aquí, en Almería, los que hemos visitado en Málaga, Granada, Huelva, Córdoba, Sevilla, Madrid, Barcelona, Valencia, distintas zonas de Francia. Los que buscamos y nos llegan a través de las redes o nos visitan cuando los convocamos. Gracias a que están ahí y a que lo comunican, de manera autónoma y transparente, para que veamos ejemplo, pero siempre dejando claro que no hay fórmulas mágicas y que cada cual traza su camino, como individuos dentro de comunidades, que es lo que considero ahora mismo la verdadera Vida


Recopilo ahora lecturas y ejemplos para documentar una lucha. Porque las luchas no parten de una rabia irracional caprichosa y violenta por un hecho puntual que nos afecta de manera individual, no. Ni de una urgencia por actuar no se sabe en qué ni para qué ni en donde. Las luchas, las autogestionadas, asamblearias y horizontales, nacen del análisis profundo de las cosas, del mundo, y de un sentimiento intenso, pausado y vital, de una responsabilidad y un compromiso reflexionados, en torno a problemas de todos que podemos solventar entre todos, porque en realidad están provocados por el Sistema actual y se solucionan animándonos a unirnos para recuperar lo que es nuestro.

Las luchas se documentan, sí, para saber de qué hablamos y para compartir conocimientos desde un mismo nivel, evitando la superficialidad de los debates que alimentan las redes sociales y los espectáculos televisivos, así como redundar en euforias y errores antiguos. 

Cuando veo en la prensa (porque buscan la prensa para participar en la sociedad del espectáculo, donde lo que no se vende no existe, porque la prensa les busca como busca a tribus perdidas o especies en extinción en un zoológico, para mostrarlos con paternalismo) iniciativas que se pretenden alternativas como grupos de consumo patrocinados por sindicatos o áreas de participación ciudadanas, o huertos cedidos por ayuntamientos, me paro a pensar en todas las iniciativas que no dan a conocer los medios de comunicación, y que existen, con mucha más garra y riesgo. Las verdaderas luchas autogestionadas, no asistencialistas, verdaderamente libres e independientes. Me molesta esta recuperación y tergiversación heredados de la cultura del copia y pega. Primero porque la autogestión se muestra como una moda de los neo-hipis de ahora y segundo porque a los medios les parecen aptas para dar ejemplo a la sociedad porque no trasgreden las normas. Por mi parte, creo que quienes están transgrediendo, en realidad, las normas de la moral, la humanidad y el sentido común, si me apuran hasta de la vida, son otros. "Estas redes no son nuevas y su práctica tampoco". 

La "Red de Solidaridad de Seattle" es una organización que apuesta por una práctica basada en el Apoyo Mutuo, la Acción Directa y la Horizontalidad para enfrentar con estrategias de presión en masa problemas de trabajadores e inquilinos en situación de abuso de jerarquía. Son una red de personas que trasgreden las normas impuestas. Se unen entre los iguales para solucionar sus problemas sin intermediarios. 

"Entendemos que sólo podemos llegar a una situación cercana a la revolución social cuando consigamos plantear una alternativa práctica real sin intermediarios ni jerarquías al poder establecido"  

Los compañeros de Klinamen hablan de una decadencia revolucionaria hacia la extrema ortodoxia por incapacidad de flexibilizar las prácticas sin perder radicalidad. Flexibilizar no es ceder. Presentan a SeaSol como modelo de lucha por usar, en todas sus estrategias, la acción directa. 

"Creemos necesario reflexionar sobre la lucha cotidiana y sus planteamientos". 

Para ellos pasar a la acción implica desarrollar estrategias, creando una tensión progresiva que lleve a romper el statu quo. Esas estrategias surgen de la reflexión acerca de los conflictos y de las diferentes tácticas para abordarlos. Planteando objetivos concretos, realistas, que refuercen la sostenibilidad de la lucha a largo plazo, evitando así el desgaste. 

Son "personas que han optado por el camino de no delegar las soluciones de sus problemas a terceros, que los abordan de forma colectiva a través de la solidaridad, el apoyo mutuo y la acción directa." Porque consideran que "el individualismo nos vuelve impotentes y, por consiguiente, vulnerables". 

Diferencian apoyo mutuo de asistencialismo, explicando que la red no es un fin en sí mismo, sino un medio para lograr "que las prácticas y la actitud en las que se basan se contagien": "El objetivo no es que se extiendan las redes en sí. No pretende crecer y crecer hasta convertirse en un sindicato alternativo de base ni consolidarse como una nueva organización alternativa representativa de cierto sector disidente."

Por eso es importante definir qué tipo de proyecto emprendemos y qué es lo más importante del proyecto. Para que en la unión primen los intereses comunes sobre los particulares. 

Se trata de definir cuáles son los valores que perseguimos y llevar una práctica cotidiana de los mismos, poniendo en marcha las ideas en la acción individual y colectiva, viviendo como pensamos. Se trata de actuar localmente, porque dicha acción produce "dinámicas que a medio y largo plazo suponen un horizonte más amplio de construcción de identidad colectiva.": "La organización puede aparecer y desaparecer, disminuir o aumentar; lo que permanece es el poso." 

No se trata de "elegir" en qué luchas participar, sino de reflexionar la lucha colectivamente para que genere soluciones reales a problemas concretos: "Las redes de solidaridad, al contrario que los sindicatos, no son estructuras que deban adecuarse a las exigencias de las luchas coyunturales, sino estructuras autónomas generadas por la propia lucha."

El libro "Red de solidaridad de Seattle. Una experiencia de apoyo mutuo y acción directa" lo encontramos en el Centro Social la Brecha, en Vallecas, editado por Klinamen y lo aportamos el lunes en la reunión de la Red Vecinal Autogestionada que ha impulsado el Grupo Acción y Reflexión en Almería y que, dentro de nada, comenzará a caminar sola. 

Para mí ha sido una experiencia importante ahora, en este momento de reflexión en el que me encuentro, después de tres años de mi primera participación en una asamblea, sentarme a construir en una misma línea con personas diversas, desconocidos algunos. Y ha sido una satisfacción el haber disfrutado de un clima de intención de consenso, de aprendizaje mutuo, en un momento y lugar en el que todos los implicados teníamos experiencias previas y sabíamos perfectamente de lo que estábamos hablando. 

En la reunión en la que dimos forma al documento base de nuestra lucha hablamos del asistencialismo y la infantilización de una sociedad en la que se nos trata como piezas, reflexionamos acerca de la política del mal menor y de sus niveles de grises intermedios, mezclamos puntos de vista divergentes en cuanto a la relación de la autogestión con el Estado. También confrontamos cómo nos suenan palabras como autogobierno, subversión, autodefensa o antiinstitucional. Recordamos cómo sentíamos de niños la difusión puerta a puerta y cómo nos ha hecho concebirla ahora el peso del trabajo remunerado que aburre. Insistimos en que la autogestión no se vende ni debemos convencer a nadie de ella, sino que se ofrece y se comparte. Nos entretuvimos durante horas empatizando, a través de frases y palabras, cuidando la comunicación que pudiera hacer entender a otros un sentido distinto a la línea que pretendemos. Debatimos sobre la relación del individuo y el colectivo en distintas ideologías y momentos. Sobre la politización de las asociaciones de vecinos. Acerca de los valores que podemos transmitir, en común, a quienes se nos acercan. Reflexionamos sobre las contradicciones en las que incurrimos sin remedio, como individuos y como grupo, desgranando conceptos como estar dentro o fuera del Sistema (como si eso fuera posible...) Compartimos títulos de libros, experiencias e ideas. Aprendimos. 

En otras ocasiones hemos participado en iniciativas cooperativistas y autogestionadas. De ellas hemos aprendido mucho. Ahora el miedo es enfrentarnos a las trabas que el Sistema ha impuesto en nuestras propias mentes, que nos hacen desconfiar y tener recelo a compartir, que, también, nos hacen querer tener siempre la razón sobre otros, que nos inflexibiliza y nos desradicaliza. Temor, simple temor, ya no miedo, a que las personas que se comprometan acaben por no percatarse de lo importante que son estas luchas y lo conviertan en otra cosa. Es por eso, porque siempre nos preguntan si esto ha existido alguna vez (que si ha existido...), por lo que estamos recopilando ejemplos e historias contadas en primera persona desde el Ciclo de Luchas Vecinales en el que participamos desde noviembre a enero de este año y documentando ahora con este y otros textos, poniéndolos en común. Reflexión para cristalizar en esta acción. Y es gracias a eso, a quienes nos han acompañado antes y lo hacen ahora en esta nueva lucha que el temor va convirtiéndose en esperanza.

"Encontrarse parece complicado, pero a través de la autoorganización, la reflexión, el trabajo constante, los objetivos y el mensaje claro, se puede romper el aislamiento."

NOTAS

1. Todas las frases entrecomilladas pertenecen al libro "Red de Solidaridad de Seattle. Una experiencia de apoyo mutuo y acción directa.", Editado por Klinamen
2. El proyecto que estamos impulsando desde el Grupo Acción y Reflexión es una Red Vecinal Autogestionada, definida en este documento

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