martes, 19 de abril de 2022

No pertenezco

 

Madrid, abril de 2022


Ya no tengo casa. 

No reconozco al mundo.

Esta no es mi familia. 


No pertenezco. 


El tránsito celeste 

vuelve a la noche 

vacío.


Hoy es la oscuridad. 


La luz respira hibernando

su sueño de primavera. 


domingo, 19 de diciembre de 2021

Proceso de hibernación [Un mal sueño]

 

"Si el filósofo considera necesario integrar los resultados obtenidos por los científicos con una concepción general del mundo, deberá dar a esta concepción caracteres nuevos, capaces de asegurarla contra todo riesgo de rigidez.”
[Filosofía y filosofía de la ciencia, Ludovico Geymonat]


“Entonces nos dimos cuenta de lo que sucedía: ¡la línea de fuego había llegado hasta nosotros!”
[El hombre en busca de sentido. Viktor E. Frankl]



Se repite como un dogma una y otra vez. Su superioridad moral paternalista. La madre patriarcal que no valida la percepción del recién nacido. Luz de gas. No quiero volver a sentirme violenta ni violentada.

Se repite como un dogma una y otra vez. Ostentosa mentira que tragan con un poco de azúcar los corazones frágiles. ¿Son ellos parte de mí?: quienes dicen que soy un peligro para sus vidas, quienes se apartan mientras no les afecte a ellos.

Y yo sólo sé crear autopoiesis. ¿Podría el corazón resignarse a separarse del pulmón y seguir respirando?, ¿existe en la materia la cualidad de no afines?, ¿realmente las células boicotean a otras células creando enfermedades?, ¿existe la posibilidad de soplar magia e inundar de brillo y amor todo lo equidistante? No puede este desequilibrio vital ser la expresión de lo insalubre del cosmos mientras mi ser brilla limpio y sano. No puede este exterior de injusticia y podredumbre ser reflejo de mi yo más escondido.

Las lágrimas de impotencia y desesperación afloran cada luna llena. Se siente tan solo el corazón cuando las articulaciones, comprimidas por las fascias, sólo cumplen los dictados del cerebro, inmóviles, artríticas, asustadas. Se constriñen, se duelen, hacen daño. Lengua voraz que escupe fuego.

Ruido mental e imaginal. Como un androide, con mi cuerpo-máquina. Resuelvo. Doy comprensión y cariño. Doy calma y luz. Soy calma y luz. Nadie me comprende.

Resuelvo. Todo está en su sitio. Camino mientras la cápsula de cristal y arena se mueve a mi alrededor. Corteza artificial con la que no me identifico. No puedo sacudirla con un simple movimiento de cabeza. Está ahí. Está ahí y no se va. Yo quiero que se vaya. Yo quiero despertar de este mal sueño y llenarme los ojos de ilusiones.

Mi cotidianeidad desnuda quiere ser piel y apartarse. La luz clama internamente. Se manifiesta en sueños, mezclando dimensiones espacio-temporales. Mi luz interior quiere expandirse y manar cual magma volcánico. Vomitarles a la cara los silencios enquistados.

Yo quiero destruir. Dar fin a los procesos que me eclipsan el alma. Desembarazarme de las ataduras. No estar mal yo para que ellas estén bien. Quiero que se vayan. Quiero que se vayan. Imagino que se van. ¿Se han ido?

El telediario impregna de veneno las almas con las que convivo. Mis allegados sufren. No hay nadie que acompañe. Estoy sola y tiemblo. Actúo, como un androide, con mi cuerpo-máquina. Resuelvo.

¿Qué sentido tiene construir, una línea de saber o pensamiento, un discurso artístico o político…si me van a encerrar sin poder seguir compartiendo con ellos…si me voy a ir para no seguir soportando la sobreexplotación de mis recursos de Madre Tierra…la diosa improfanable y creadora a la que escupen y tiran piedras. Si todo esto mañana ya no va a existir…¿para qué tanto esfuerzo?

Mi sufrimiento surge de la impotencia de la no acción. Cómo equilibrar la luz y la lucha. ¿Cómo mencionar la palabra lucha sin volverme invisible, mudos mis interlocutores? Si lucha significa intentar que nadie impida con sus manos de hierro el manar fluido de la luz que me gesta, me crea y me recrea. Que nadie sofoque el latir del fuego, necesario en la forja del demiurgo de la vida. ¿Cómo negar el fuego?, ¿cómo volver la cara ante la luz?, ¿cómo silenciar a la música del alma cuando la distorsionan las interferencias voraces de la mentira global?…¿y si no soy yo quién permanece en la caverna?

Mi realidad-instante es ya ecuánime y asume con resiliencia los cambios mundanos. Pero quizá no me creo aún que soy capaz de borrarlo, yo sola, sin ayuda, como si todo fuera un boceto.

Sigo sin sacar tiempo para fotografiar cimientos de rascacielos, antes de que los destruya mi poder imaginal. Sigo sin tener afines para vivir la emoción al grito de “basta ya”, para escupir la obediencia como un caramelo amargo en la cara de quien mantiene la sonrisa impertérrita e inconsciente. Aquellos que se dejan tapar la boca y profanar el cuerpo y el alma.

La energía que soy como individuo quiere mezclarse con afines que prendan la mecha que arde. La comunidad que me guía sólo apaga mis impulsos. Soy torrente vital retenido por un muro de hierro y cemento. Quisiera tener visión de fuego y hacer arder todo lo sensible. Borrar, barrerlo todo de una vez por todas. Dejadme en paz. Dejadme en paz de una vez.

Dormir, luego, diez meses, mientras la vida parte de su esencia única. Dar a luz, nacer y renacer. En el espacio multidimensional del sueño que no llega.

Dormirme frente al mundo que me escupe como veneno. Ese mundo que es veneno para mí. Encontrarme un nuevo mundo al despertar. Y comprobar, aliviada, que todo fue un mal sueño.



lunes, 30 de diciembre de 2019

Fin




Me quedo
enganchada a ti

frente a frente

impávida
inmóvil
y aterida.


Sin arrancar
mi mirada
de la tuya

ni los pies
del suelo.


Como
una estatua

de piedra

enraizada

al centro
de la Tierra.


Y entonces

veo

cómo
comienzas

a desvanecerte,

difuminando
tus contornos,


desmaterializándote


átomo

a

átomo.


Tu imagen
se va borrando,


cada vez más desvaída,


como una seda
tenue

que ya no guarda
corporeidad
ni forma,

hasta volverte

fantasma

sueño

o humo.



Y ya no eres,

ni serás,

ni has sido.


No estás.
Te has borrado de mí.


Igual que el miedo.



martes, 20 de agosto de 2019

Ciclos



Comenzar


como comienza a desgranarse el trigo
cuando el viento gris
vapulea
la mies.


Esos días raros en los que
te desorienta
el color del cielo.


Ese espacio-tiempo
en el que se percibe
una densidad eléctrica,


un presentimiento
que deja el sabor de un extraño vacío.


Comenzar
como comienza el río
a derivar


[gota a gota]


conforme camina por los riscos


[hilo a hilo]


entre el verdor fresco
de la primavera.



Con tiempo de saborear
las letras
que teclean los calígrafos.


Con tiempo de integrar
los ruidos
que no digerimos.


Con tiempo de asentar
imágenes
que nos golpearon el alma
de una sacudida.


Yo, ahora.

Diez años antes
o después.


domingo, 7 de julio de 2019

Donde vivimos



El calor que es lluvia

emborrona el maquillaje

desvaído

de las lágrimas

en tus pestañas,

las pinturas de guerra

de tu rostro.



La nubes tiñen

de amarillo sucio

el sepia de los recuerdos

de aquel día,

cuando elegimos hogar

por primera vez


y la música nos despertó 


del letargo

dándonos la bienvenida.



Hoy dormimos

mientras llueve

y el calor limpia

con el sudor

nuestras pieles 


descalzas.



En unas horas

pisaremos

la piedra

de hace siglos

para compartir poesía

a modo de despedida

del naufragio.




No llegará el diluvio

a este desierto

naif

donde vivimos. 


Elena Pedrosa, 2019

sábado, 9 de marzo de 2019

Las mujeres que [me] pisan



Los pasillos,
los pasillos de las galerías, 

del hospital
o del claustro.


Los pasillos de la cotidianeidad 

que aplasta,

la inercia de correr de puntillas 

como las bailarinas

en el danzar continuo 

de la niña eterna,

sacrificio en danza 

carrera de obstáculos
la escalada y la cuerda 
los zapatos rojos

del cuento.


La luz
la luz angelical
de la sonrisa,
la luz de la ilusión de la mirada


las luces de flash
el relampagueo del alma 

la muerte de Ícaro

mi luz que no se apaga.


La oscuridad tóxica 

del mundo tóxico,

las mujeres que pisan 

con tacones de aguja 
y sonrisa de hiena.

La luz
la luz de las pantallas,


el parpadeo de vida 
de una metáfora
o de una libélula.


Correr, correr por los pasillos 

huyendo de las hienas
o persiguiendo la luz,


la luz artificial
de los fluorescentes 

de los pasillos,

los pasillos de las galerías, 

del hospital
o del claustro.



Elena Pedrosa, 2019

lunes, 12 de febrero de 2018

AUTOCENSURA (un poema de amor)



 "Cuando creas que estás llegando al punto culminante, al máximo nivel de placer permitido por la naturaleza humana, déjalo para otro momento"  
(Jose A. Miranda "Un racimo de poemas para el nuevo mundo")


La búsqueda del extasis, la ansiedad por el orgasmo, que perseguimos frente a la pantalla, en los dedos que pasan las páginas de prensa. Un instante, un solo instante de placer efímero que deja con ganas de más, que nos mueve a buscarlo una y otra vez, soñando que fuera duradero, para sentirnos siempre así de... reconocidos, aplaudidos, admirados, aceptados, comprendidos, amados... todos y cada uno de los instantes de nuestras vidas. 

Somos adictos al narcisismo. Porque, si el valor lo pone el otro, a poco que aparte la cara del espejo dejaré de ver mi propio rostro, perderé mi propia identidad. ¿Quién soy cuando sólo me reconozco en la valoración ajena? El miedo a dejar de sentir ese placer de ser complacidos nos lleva a una escalada exponencial que nunca acaba. Porque cada vez será mejor, mayor, más novedoso, más ingenioso, más capaz, más creativo, más grande... ¿hasta llegar a dónde?, ¿siguiendo qué meta?, ¿en qué camino?, ¿por qué razón? y, sobre todo... ¿a costa de qué?. 

Me paro. Y miro cara a cara mi máscara de carnaval. Con su gesto de plástico. Con sus cuencas vacías. Y me siento entonces como una piedra que daba vueltas en una honda, manteniendo el equilibrio, sosteniendo la velocidad mediante gravedad en pleno vuelo de fuerzas centrífugas y centrípetas y que, de repente, frena... y cae. Sólida, pequeña, frágil, quieta. 

No sé hasta dónde podría haber llegado de no despertar a tiempo. No sé cuántas verdades más podría haber callado hasta atragantarme con la falsedad, renunciando a mi alma, mi entorno, mi vida y mi lucha, escondiéndome para no ofenderles, por si acaso tanta rebeldía osara empañar su admiración, su benevolencia, nuestros intereses, su idolatría... mi éxito...

No sé cuántas veces más tendría que tapar sus ojos o mi boca, anudar el estómago hasta no sentir náuseas, y tragarme su falta de escrúpulos o mis ganas de escupirles a la cara.

Me paro. Frente a ti. Agarrada a tu carne, a tu verdad de fuego, tu autenticidad y tu valía. Con la lección aprendida. Prendida de pleno éxtasis. Bajo este paraguas de color AZUL. 


"En adelante, podemos interesarnos exclusivamente por los individuos que nos aporten una centésima de milímetro de personalidad y de vida" (Francis Picabia, agosto de 1921)

martes, 9 de febrero de 2016

LIBERTAD PARA ALFONSO Y RAÚL



Ellos se han salido del camino. Han tenido la coherencia de hacer de su vida, su discurso, de su discurso, su vida. Han tenido la honestidad y valentía de decir la verdad a cara descubierta. Porque, de la misma manera que la igualdad no es algo a lo que se tiende, sino algo que se tiene, la libertad hay que practicarla a diario, si es que luchamos por ella. 

Estos días no son más que un bucle de ruidos y esperpentos. Afuera, en la calle, niños y adultos toman las vías y plazas en un caos multitudinario de sátiras y consumo alienante. Sin justificacion, medida ni consecuencias. No hay color, escenificacion, ni estetica. No hay mensaje. Solo música repetitiva, siempre la misma, ruido y agua. Así es el carnaval en Sucre, Bolivia, a mas de diez mil kilometros de la realidad que me importa, la falta de libertad de mis amigos Alfonso y Raúl. 

Siempre me han parecido esperpénticos los juegos multitudinarios, porque me resulta injusto que tanta gente este ocupando ese itinerario, esa parcelita de lo permitido con que nos endulzan para que sigamos moviendo la rueda del molino, como burros con orejeras, mientras somos incapaces de ocupar las calles para hacerlas nuestras, para reivindicar paso a paso del camino no trazado, no permitido. 

Y nos sientan tan bien las orejeras que seguimos vistiéndolas cuando nos quedamos en casa, agazapados, desde la tribuna de lo fácil, inocuo e impune que nos permiten en las redes sociales, con esa ilusión de poder que consumimos a diario, tecleando algún criterio enaltecido, como si fueramos sabios e importantes, porque nos permiten hacerlo. En vez de tomar las calles y emprenderla a pedradas y gritos para conquistar un paso, al menos un solo paso que se salga del camino. 

Ellos se han salido del camino para denunciar que falta libertad, que la democracia que vivimos es tan falsa y esperpéntica como la situacion que hoy les mantiene en una celda. Han dejado de ser masa, y al parecer eso es delito. El único delito que han cometido es el de disentir de esta sociedad absurda que nos maneja como marionetas. 

Imaginad que un dia recibís la noticia de que han metido en prision a dos buenos amigos vuestros. Cercanos, con quienes salís, habláis y compartís. Buenas personas, de los que llaman y se acuerdan de todo el mundo, tienen siempre un detalle, apoyan, escuchan y comprenden. Inteligentes, buenos profesionales, justos y coherentes. 

Y descubrís que se han convertido en el nuevo juego mediatico, porque, cosas del destino, a los políticos les tocaba ahora jugar como colegiales a tirarse tizas y borrador para ver quien sale a la pizarra. Y veis como en la television o en la prensa, o en las redes sociales, los mismos tertulianos estúpidos y vacios, los mismos twitteros descerebrados que tienen una opinion triunfal para todos, los mismos que se creen con la potestad de decidir en el debate moral sobre la crisis de los refugiados, los pactos por la gobernabilidad o la inocencia de la infanta, los mismos que visten arcoiris de colores o miles de “Je suis” descontextualizados en Facebook, como quien se apunta a la moda de decir el color de su ropa interior para la lucha contra el cancer de mama...ahora compiten en la guerra populista del “a favor” o “en contra” de los titiriteros.
Pero, ¿qué tienen que ver mis amigos en todo esto? Mis amigos, mientras, siguen en prision preventiva, tratados como terroristas, ajenos a esta burbuja estupida que nos envuelve a todos. Privados de libertad y vida porque la sociedad, que condena antes de conocer, ha decidido que son pro-etarras. La sociedad, tan inculta que no es capaz de comprender una sátira inteligente, que no es capaz de aceptar el disenso y la denuncia, ha tomado la parte por el todo. 

Pandora y Piñata han sido dos operaciones policiales, verdadera caza de brujas del movimiento libertario. Los anarquistas no somos terroristas. Luchamos por otro orden social, contra el capitalismo que mantiene situaciones de corrupcion y desigualdad y permite que los desamparados sean explotados, mueran de hambre y sean echados de sus casas. Contra el crecimiento desmedido, hiperindustrialización e hipertecnologización que arrasa con los recursos naturales y provoca la situacion de contaminación, cambio climatico y declive en la que se encuentra la raza humana en la Tierra. Contra la mentira mediática y las irresponsabilidades de la publicidad, que nos engaña y permite situaciones de verdadero genocidio como la anorexia. Contra el patriarcado que impone una sola manera jerárquica de mundo y desubica y desprestigia el valor de la mujer y la maternidad en un mundo deshumanizado que solo sirve para producir y consumir. Contra los dogmas que nos cierran los ojos y anulan el criterio propio y el sentido común. Contra el corporativismo y la trampa del sistema parlamentario, que ha anulado antiguas formas exitosas de construccion de comunidad y consenso, desde el asamblearismo y los concejos abiertos, imponiendo un sistema jerarquico y corrupto. Contra la manipulación y la anulación de la infancia y la vejez. Contra el envenenamiento que provocan los intereses de las multinacionales farmeceuticas y lobbies que se apropian de la tierra, el agua y las semillas, como Monsanto y Sygenta. Contra la mercantilización de la ciudad y el desplazamiento de personas que son excluidas de la sociedad por ser pobres, echadas de sus casas en procesos de elitizacion vendidos a los pingues beneficios del turismo. Luchamos hacia el respeto mutuo, la confianza, la humanidad, la sinceridad y la colaboracion entre humanos, animales y resto de seres vivos de nuestro ecosistema. Construyendo, a través de la autogestión y los proyectos cooperativos, la dinamizacion de la vida en ciudades y en el campo con y para la cultura, el arte y el aprendizaje. Luchamos hacia la autonomía de los colectivos que pretenden autogestionarse, apoyarse mutuamente y construir convivencia, contra la mal entendida “ley del mas fuerte” de Darwin. Contra el militarismo, las guerras y cualquier modo de autoridad. 

Todo ese imaginario no es aceptado por esta sociedad, que promueve el individualismo, la separación, el egoísmo y la competencia. Y es por eso que nos persiguen, entran en nuestros locales, requisan nuestros materiales, detienen a nuestros compañeros y los inculpan con mentiras. Esa realidad es la que denuncian Alfonso y Raul en su obra. La famosa pancarta “Gora Alka-Eta” forma parte de una historia de ficción que denuncia satíricamente como la policía es capaz de colocar una prueba falsa para inculpar a un anarquista en un delito que no ha cometido. Y lo esperpéntico es que lo han hecho de nuevo con ellos. Es evidente que utilizar una pancarta en una ficcion como denuncia no es lo mismo que enarbolarla con orgullo a favor del movimiento terrorista. 

No, nosotros no estamos a favor del terrorismo, yo, que soy anarquista, no estoy a favor del terrorismo. Alfonso y Raul, mis amigos, no estan a favor del terrorismo. Que no os engañen, no somos terroristas.
Ahora, a miles de kilometros de distancia, no puedo creer lo que esta pasando en mi país, ni el linchamiento publico al que estan sometiendo a mis amigos. Quiero abrazarles y saber que están bien, pero no puedo. Quiero sentirles, pero la basura infame que leo por las redes me ensucia el sentimiento, porque no tiene nada que ver con ellos. 

Hay cientos de personas que, sin conocerles, ya les han juzgado y condenado, y esgrimen un gesto de severidad y prepotencia. Cientos de personas que no tienen ni idea, ni de su obra, ni de su trabajo, ni de su discurso, ni de sus luchas. Cientos de personas que nunca les han mirado a los ojos, ni han conversado con ellos, ni les han estrechado la mano, ni les han dado un abrazo. Miles de personas que estan mas pendientes de sus intereses políticos y de llevar la razon que del hecho de que dos grandes personas como son Alfonso y Raúl hoy esten entre rejas a causa de la incultura y la estupidez de esta sociedad enferma. 

Imaginad por un momento que os ocurre asi de cerca. Que son vuestros amigos. No una abstraccion mediatica, no una moneda de cambio del juego politico, de la despiadada impunidad y deshonestidad que viste la prensa partidista, cobarde y caduca que nos miente a diario. Cambiad el punto de vista. Pensad que son vuestros amigos, vuestros hijos o hermanos. Haced la foto desde fuera de la burbuja de la vorágine mediatica. Imaginad que soy yo. Yo, que soy tan culpable como ellos de creer en la esperanza, en la verdad, en la libertad y en la lucha. Y sufro como sufren ahora el resto de sus amigos y familia, a quienes conozco y aprecio. 

Sabemos que una sociedad ha fracasado cuando la opinión pública no es capaz de distinguir a las buenas personas de los delincuentes habituales (me refiero a jueces, politicos, policias y periodistas).

LIBERTAD PARA ALFONSO Y RAÚL. 

BASTA DE CAZA DE BRUJAS.
BASTA DE MONTAJES POLICIALES.
BASTA DE PRESOS POLITICOS.
VIVA LA HONESTIDAD Y LA BUENA GENTE.
QUE SE MUERAN DEL ASCO LOS RASTREROS HIPOCRITAS
QUE JUEGAN CON LA VIDA DE LAS PERSONAS.

viernes, 18 de diciembre de 2015

Diario abierto


Quizá sólo escribo esto para intentar resolver el ruido intenso de mi cabeza, el dolor del cuello y la garganta y esta incipiente enfermedad por sobresaturación de todo. 

Se me agolpa la vida. Se me agolpa la vida en las venas, latiendo en las sienes, la glotis y el útero. Se me agolpa una vida que no es mía en el espacio-tiempo en el que habito, una vida subterránea y subyacente que quiere pasear al sol, conversar con la gente de mi barrio, paso a paso, pisada a pisada sobre el empedrado antiguo que aún no nos han arrancado. Que aún no hemos arrancado. 

Una vida que quiere retozar sobre la hierba, removiendo la tierra y las semillas con los dedos, como quien remueve y se remueve las entrañas, acariciando el tejido interno hasta llegar al estremecimiento, al aullido por el ansia de vida, de vida propia y gestación de vida.

Se me agolpan los fragmentos de no-vida de los otros, a quienes aburro con mis pasiones y elocuencias a diario porque no han acudido libremente a mi para compartirme. Y es quizá por eso que no siento sus ojos latir de midriasis al ritmo de los míos. Y es quizá por eso que tapé el vidrio esmerilado de mi Péntax caduca. Para no mostrarme. Como cierran los niños los ojos jugando al escondite para que no les vean. Para no encontrarme. 

Quizá sólo escribo esto para justificar la huída. La huída que delata mi ansiedad de otro mundo. Otro mundo sin gris, ni ruido, ni dolor de garganta. Otro mundo de abrazos, sonrisas y gracias. Otro mundo tranquilo que discurra despacio. Otro espacio, otro tiempo, donde podamos quedarnos (tú y yo) parados, al fin, observándonos, oliéndonos, lamiéndonos. Desnudos. Sin la rutina impuesta del tic-tac del reloj o la moneda. 

Otro mundo con vida que merezca la pena.

jueves, 1 de mayo de 2014

Reflexión sobre autogestión y luchas


Participar no es tener participaciones, echar la lotería ni un voto en una urna cada cuatro años. Es algo que he empezado a comprender hace escasamente tres años, en realidad. Tengo que dar las gracias por ello a muchas personas, a todas aquellas que participan de la puesta en común de ideas y voluntades, intercambian y comunican proyectos y no cesan en sus luchas. Los que compartimos aquí, en Almería, los que hemos visitado en Málaga, Granada, Huelva, Córdoba, Sevilla, Madrid, Barcelona, Valencia, distintas zonas de Francia. Los que buscamos y nos llegan a través de las redes o nos visitan cuando los convocamos. Gracias a que están ahí y a que lo comunican, de manera autónoma y transparente, para que veamos ejemplo, pero siempre dejando claro que no hay fórmulas mágicas y que cada cual traza su camino, como individuos dentro de comunidades, que es lo que considero ahora mismo la verdadera Vida